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Audio guías catedral de Justo

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Historia de la catedral

Bienvenidos a la catedral de Justo, un lugar de encuentro para todas las personas, realizada por las manos de un hombre. Un espacio para acoger a todos, hombres y mujeres, ricos y pobres, para los que creen y para los que no creen, un lugar de encuentro para distintas religiones. Acompáñenos a descubrir detalles de la construcción y la vida de su constructor, Justo Gallego.

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Justo Gallego y mensajeros de la paz

Justo Gallego Martínez nació el 20 de septiembre de 1925, festividad de la Virgen de las Angustias, en Mejorada del Campo, localidad situada a menos de 30 kilómetros al este de la ciudad de Madrid, que fue declarada villa de realengo por Felipe II, en 1593.

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La catedral

Recorrer la catedral de Justo supone contemplar el duro trabajo que realizó día tras día, durante sesenta años, para crear un conjunto que contase con todos los elementos propios de un importante edificio religioso: una gran iglesia de tres naves con coro, un refectorio, varios claustros, un baptisterio y una cripta en la que Justo pretendía ser enterrado. El templo sigue los modelos de importantes construcciones arquitectónicas de la historia. Le invitamos a que nos acompañe para descubrir algunos detalles de esta magnífica construcción.

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El museo de los mensajeros de la paz

A través del claustro de Asturias, uno de los cinco que hay en el templo, puede acceder al museo de los Mensajeros de la Paz.

El espacio en el que se sitúa el museo es una sala polivalente que se utiliza para conferencias y actos. Un paseo por ella nos invita a reflexionar sobre el arduo trabajo del padre Ángel y los Mensajeros de la Paz, traspasando fronteras con su labor.

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Los rincones

Justo Gallego fue un hombre de convicciones muy religiosas y decidió dedicar su vida entera a un proyecto que le tuviera en contacto permanente con la divinidad. Llevaba una vida modesta y frugal: se levantaba antes del amanecer, comía poco, era vegetariano, oraba y leía las Escrituras con asiduidad y se dedicaba en cuerpo y alma al trabajo que él mismo se había encomendado.

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Despedida

Tal y como podrá imaginar, la construcción del templo fue muy compleja y siempre dependía de los materiales que Justo Gallego conseguía obtener. Como antiguo monje que fue, su jornada comenzaba antes del amanecer, y a las seis de la mañana ya se encontraba montado en su tractor recorriendo las fábricas que rodeaban la localidad para intentar obtener materiales que habían sido descartados y le permitieran avanzar en la obra. Ladrillos ligeramente partidos, trozos de hierro, muelles, bidones… Cualquier material podía tener una nueva vida en su catedral.

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